Perdido en Tramuntana

En las múltiples excursiones a pie que realicé por la Serra de Tramuntana, durante los cerca de dos años en los que tuve mi residencia en Mallorca, pude disfrutar de un sentimiento al que no estaba habituado durante mis rutas por Alicante: la sensación de estar «perdido» (bueno, quizás sí, pero solo en los comienzos, hace muchos años).

Y es que, aunque parezca extraño, la de «estar perdido» es una sensación muy gratificante para mí.

La sensación de caminar nuevas rutas de senderismo, explorar nuevos horizontes, descubrir y ascender nuevas cimas; cruzar collados desconocidos; caminar por nuevas sendas, atravesar nuevos valles, emocionarme con nuevas vistas… Sin duda, una sensación muy gratificante, propiciada en gran medida por los increíbles paisajes de la Serra de Tramuntana.

Disfruté del privilegio de sentirme perdido, y de «navegar» por la Serra de Tramuntana sin más ayuda que mi mapa de Alpina (excelente opción también, por cierto, de cara a afrontar la «Travessa» o «Ruta de Pedra en Sec«), poniendo a prueba mis habilidades de orientación y mi intuición montañera. Bueno, lo reconozco, a veces también usaba un gps para montaña, pero solo para registrar los datos de la ruta realizada (distancia, desnivel) y luego poder guardar el track o subirlo a wikiloc.

Disfrute mucho más, aunque parezca paradójico, gracias a no tener coche y verme forzado a depender de los autobuses de línea regular. Gracias a esto, pude hacer rutas lineales, sin tener que regresar al punto de inicio, como sucede cuando utilizamos el vehículo particular.

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Por supuesto, todo ello lo hice con cabeza, con sentido común. Gracias a la experiencia de muchos años disfrutando de rutas de senderismo en Alicante, mi tierra natal.

Y es que no es lo mismo «perderse» en Tramuntana, donde los riesgos están bastante controlados, a hacerlo en zonas como Pirineos, donde las consecuencias pueden ser fatales. No, no estoy hablando de irresponsabilidad, pero sí de cierto grado de aventura y una pizca, quizás, de riesgo, algo que considero necesario para crecer, en todos los sentidos.

Por cierto, el título para este artículo me ha venido a la cabeza motivado por el fantástico blog «Perdido en Mallorca«, el cual os animo a visitar 🙂

 

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